miércoles, 17 de enero de 2018

ESOS ABUELOS DE ALAS ELEVADAS

ESOS ABUELOS DE ALAS ELEVADAS
Juana Pochet Cala (Juanita) Enero 17 de 2018


Los abuelos...esos robustos árboles de sabiduría han dejado una marca en mi existencia.

A veces me pregunto dónde están.
Han pasado los años y como si una niebla todo lo envolviera, los he perdido de vista, ellos, tal vez a mí.

Antes, hace unos cuatro años, nos encontrábamos con algunos en la calle, todo se vuelve "antes" como si fuera una eternidad. De otros, me he enterado que han partido al infinito con su su música en el alma, contando lo que a veces "otros" no querían y ellos; enérgicos, dicharacheros, entusiastas, no dejaban de contar, cantar y bailar.

Los veía entonces, como cual disparo, asaltábamos los bares y en roda de poesías, como adolescentes, armábamos la fiesta  luego de los talleres; y los veía volar.

Hoy, cuando veo tantos estropeos, cuando ni mis dedos se animan a escribir y si escriben su bronca es para hacer justicia, en nombre de Marietta, de Olga, Eva, Diamantina, Néstor, Dechis, Nancy, Teresa, Nor, Josefina, Betti, eran tantos y no sé adónde están.

La ofensa me lastima a esa edad lastimada, cuando son la historia que quieren ignorar.
La rama débil y fuerte, la fuente que nos diera Ser.

Nuestros viejos queridos, impregnados de esfuerzos, recordaron su infancia y la lejanía de su tierra patria.
Estos que fueran creadores y empezaron a volar, y volaron como blancas palomas, perviven en mi memoria. Hoy no sé adónde están, tal vez,  sufriendo algunos y algunas las embestidas de un tiempo que soñaran ante esta otra realidad.

A ellos en el sitio que estén, terrenal o no, les dedico como solía hacer un tema de los tantos que gustaban interpretar.

El Abuelo
Alberto Cortez
I
El abuelo un día/ cuando era muy joven
allá en su Galicia,/ miró el horizonte
y pensó que otra senda / tal vez existía.
Y al viento del norte/ que era un viejo amigo,
le habló de su prisa,/ le mostró sus manos
que mansas y fuertes,/ estaban vacías,
y el viento le dijo:/ ""Construye tu vida
detrás de los mares, /allende Galicia"".

Y el abuelo un día / en un viejo barco
se marchó de España.
El abuelo un día, como tantos otros,
con tanta esperanza./ La imagen querida
de su vieja aldea/ y de sus montañas
se llevó grabada/ muy dentro del alma,
cuando el viejo barco / lo alejó de España.
II
El abuelo un día/ subió a la carreta
de subir la vida.
Empuñó el arado,/ abonó la tierra
y el tiempo corría.
Y luchó sereno/ por plantar el árbol
que tanto quería.
Y el abuelo un día/ lloró bajo el árbol
que al fin florecía,/ lloró de alegría
cuando vio sus manos,/ que un poco más viejas
no estaban vacías.

Y el abuelo entonces,/ cuando yo era niño,
me hablaba de España,/del viento del norte,
de la vieja aldea /y de sus montañas.
Le gustaba tanto/recordar las cosas
que llevo grabadas/muy dentro del alma,
que a veces callado,/sin decir palabra,
me hablaba de España.
III
El abuelo un día,/ cuando era muy viejo,
allende Galicia.
Me tomó la mano/ y yo me di cuenta que ya se moría.
Y entonces me dijo,/ con muy pocas fuerzas
y con menos prisa,/""prométeme, hijo,
que a la vieja aldea/ irás algún día,
y al viento del norte/ dirás que su amigo,
a una nueva tierra/ le entregó la vida.

Y el abuelo un día/se quedó dormido sin volver a España.
El abuelo un día,/ como tantos otros,
con tanta esperanza./ Y al tiempo al abuelo
lo vi en las aldeas,/ lo vi en las montañas, en cada mañana
y en cada leyenda, / por todas las sendas
que anduve de España.





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